domingo, 25 de junio de 2023

Harta de como es percibido el BDSM

Puede que, como muchas otras cosas en la vida, esté equivocada, o puede que no, quien sabe. Por eso lo voy a poner por escritoa ver qué pasa.

Antes os pondré en antecedentes. Todo ha venido a raíz de haber publicado una ilustración en un foro (no hace falta que entre en detalles, solo decir que es un foro de artistas). Para mi es una ilustración bastante inocente, que solo se ve un ropework hecho sobre una persona vestida con un kigurumi. Pues me la han censurado diciendo que en el foro pueden entrar menores (a pesar de haber un sistema de censura para impedir que se vean estas cosas de primeras), y que por eso no permiten imágenes pornográficas.

 

La cuestión es que me he dado tremendo hostión de realidad sobre lo atrasada que está la percepción del BDSM en la sociedad. Me ha venido un ataque de ansiedad a la vez de un ataque de risa, de risa por lo ingenua que soy al creer lo integrada que está esta subcultura a día de hoy. Pues no, al parecer la sociedad en general nos sigue percibiendo como un atajo de sectarios depravados y pervertidos (es por eso que no me gusta nada cuando personas dentro del mundo del BDSM se autocalifican como pervertidos y/o depravados, auqnue sea para hacer la gracieta, pero eso es tema para otro post)

Siempre estoy luchando por la normalización, que reducir el BDSM a “solo sexo” es como reducir a los seres humanos a “seres follantes”… Es cierto que el BDSM tiene un componente sexual muy potente, pero también involucra relaciones entre personas, y una manera de ver, y entender la vida más allá de los convencionalismos. Además desde hace años se pueden considerar las cuerdas como una variante artística.

Y me asquea, porque llevaba un tiempo con mucho optimismo, diciendome, o más bien engañándome diciendome que el El BDSM cada vez estaba mejor visto. Pues parece ser que no.

Lo que más rabia me ha dado es que estuve curioseando en el foro, y he visto imágenes que son sexualmente muy sugerentes, por ejemplo una ilustración de una tenista de bastantes curvas jugando en postura innecesariamente sexy, con ropa muy, muy escueta, y las tetas saliéndose de su minúsculo top, con los pezones fuera… Que me digan que una imagen así sí es válida mientras que mi muchacha mi muchacha con cuerdas es porno… pues qué queréis que os diga, duele bastante.

Es más llego a pensar (lo dicho, quizá me equivoque) que mi ilustración no solo la puede ver perfectamente una persona menor de edad, sino que sería bueno porque daría pie a explicarle que hay un tipo de sexualidad y subcultura que involucra el uso de cuerdas y cadenas, y el intercambio de poder, y crecería en la tan ansiada normalización del BDSM.

domingo, 16 de abril de 2023

BDSM y estilos de vida

A veces, leyendo por ahí me cruzo con textos de personas que afirman que el BDSM es (para ellos) un "estilo de vida".

Entiendo que el BDSM sea muy importante en tu vida, y que rija muchos aspectos de esta (y lo entiendo porque para mí lo es), pero de ahí a llamarlo "estilo de vida" creo que es pasarse.

El BDSM ES una sexualidad, de eso no hay duda, ya que son una serie de comportamientos y prácticas sexuales entre individuos.

El BDSM también ES una subcultura, pues es una manifestación sociológica de un grupo de personas con intereses y comportamientos similares (aglutinados alrededor de la sexualidad mencionada) diferentes a los de la cultura imperante.

Pero lo que el BDSM NO ES, es un estilo de vida, pues este se define como una serie de patrones, comportamientos, hábitos e intereses dentro de una sociedad. Y con sociedad se refiere a TODA la sociedad, y no la pareja y el grupo de personas / amigos del mundillo (es decir, desde el vecino, al panadero, compañeros de trabajo, transeúntes de la calle, etc).

Y eso es así porque...

  1. No podemos vivir en una dinámica D/s (tiro hacia el D/s en 24/7 por ser lo que más se acerca a 'vivir' el BDSM). Es decir, que no podemos ir con actitud dominante o sumisa por la vida (en el trabajo, en los estudios...). Es igual de malo llevar actitud dominante con los demás en la vida cotidiana, como actitud sumisa. Supongo que no hace falta explicar por qué.

  2. Aunque la dinámica D/s la llevemos entre pareja/amigos/personas de confianza, tampoco podemos hacerlas por la calle y en público, delante de todo el mundo. No por pudor ni nada de eso, sino porque no podemos hacer partícipes de nuestros juegos a personas ajenas sin su aceptación y consentimiento, que aunque nos parezca muy divertido sacar a nuestra 's' de la correa a pasear por el parque, o darle una torta por desobedecernos mientras estamos en la cola del cine, en una sociedad que persigue la igualdad, la verticalidad de nuestra manera de hacer puede ser interpretada como maltrato, además de que nadie tiene por qué ver ni saber (dicho burdamente) lo que hacemos 'en la cama'

Como dije, el BDSM puede ser algo muy importante, ser el eje de nuestras vidas, la chispa que nos mantiene vivas, y llevarlo más allá del ámbito sexual, pero nos guste o no, vivimos en una sociedad, y dependemos de ella para funcionar, así que el BDSM no es, ni será jamás un estilo de vida.

 

ParoxDark, 2016

domingo, 29 de enero de 2023

BDSM y la suerte de vivir en el lugar adecuado

Hay un tema del que no se habla mucho (al menos no escucho hablar mucho) pero miles de personas sufrimos, que es que, el desarrollo de nuestra faceta BDSM está directamente relacionado con le lugar donde vivimos: es más fácil llevar y desarrollar una vida bedesemera plena si vives en el lugar adecuado. No digo que no se pueda hacer, solo que es más difícil y requiere mayor esfuerzo. Me explico.

Yo he vivido toda mi vida en un pequeño pueblo. Creo que sobra decir que la vida social bedesemera en un pueblo pequeño es prácticamente nula, que seguramente hayan personas que lo practiquen y formen parte del colectivo, pero vete tú a saber quienes son, y más importante, si quieren relacionarse con alguien de la localidad, pues no es ningún secreto que los chismes y el qué dirán es inversamente proporcional a la cantidad de habitantes (y a mucahs personas les importan esas cosas). Eso quiere decir que en estas pequeñas poblaciones no vas a encontrar ni fiestas ni locales ni reuniones ni personas con las que conversar del tema, ni nada.

Por otro lado, conozco a personas que viven en capitales, que están muy integradas en la vida social BDSM, donde hay locales, fiestas, talleres y quedadas casi todas las semanas, donde hay más aperturismo a la hora de relacionarse.

Por eso pienso que no es lo mismo vivir en uno de los focos del BDSM como es Barcelona, que en Madrid, que en Málaga, que en Torre del mar, o que en Sedella. Una persona que vive en Barcelona o alrededores tiene disponibles muchos eventos a los que acudir, tantos que incluso se llegan a pisar entre ellos, a varias paradas de autobus o metro. Quien viva en Sedella tendrá que hacer un desplazamiento de hora y media hasta llegar a Málaga, o dos horas hasta llegar a Granada (buena parte por carretera de montaña), para poder asistir a una de las fiestas o quedadas que se hacen de tanto en tanto. Eso si se dispone de vehículo propio. Ni qué decir tiene que si desea ir a alguna fiesta en Madrid o Barcelona el esfuerzo es mucho mayor.

Pero ir a fiestas y quedadas no lo es todo en el BDSM… o sí, porque en los lugares donde más se mueve el tema es donde mayor densidad de personas practicantes hay, es decir, más facilidad para encontrar a alguien con quien sesionar, entablar una relación o compartir momentos. Estamos en las mismas. Si una persona de Sedella tiene que ir a Málaga, Granada, Madrid o Barcelona para relacionarse, lo hará menos veces que alguien de la propia capital del BDSM.

Una ventaja que tenemos ahora es Internet, que al menos podemos relacionarnos con personas independientemente del lugar. Aunque como todo , hay dos peros:

  1. Si entablamos amistad con alguien que viva lejos, sin la posibilidad de que una de las dos se pueda mudar, las relaciones a distancia suelen ser difíciles.

  2. Todas las comunidades BDSM que he conocido tienen la imperiosa (y absurda) necesidad de poner caras a las personas, y de forma encubierta demandan que la persona en cuestión asista físicamente a las fiestas y reuniones (que no entiendo por qué, si al fin y al cabo va a ser una persona real, la IA todavía no ha avanzado tanto… además si no hay interés en formar una relación, sesionar etc, qué más da…). Que está muy bien conocer y que te conozcan en persona, es que no entiendo esa especie de vacío que pueden llegar a hacer.

Otro problema, aunque menor por la existencia de Internet, es la adquisición de equipo. ¿Cuantas Sex-Shop creéis que hay en Sedella? Y de todas ellas, ¿cuantas están especializadas en BDSM? Creo que no hace falta que responda. Al momento de escribir esto, solo conozco una tienda especializada en BDSM en Málaga, así que es fácil hacerse una idea.

Que sí, que por Internet puedes encontrar de todo, pero a veces es bueno ver el producto, palparlo, apreciar sus dimensiones y acabados… sobre todo si son cosas grandes y caras, y que por su tipología no se pueden devolver.

Como persona que vive y ha vivido siempre en un pueblo pequeño, sin bares BDSM, sin fiestas, ni eventos ni talleres… os digo a quienes vivís en grandes ciudades, que a veces no sois conscientes de la suerte que tenéis :P (y si no es mucho pedir, un poquito de comprensión).


domingo, 24 de julio de 2022

Feliz 24/7


 

El posible que no lo parezca, pero para mi este día es muy, muy importante. No porque vaya a tener sesiones salvajes (que a veces se tienen, y a veces no, de todas formas para tenerlas está el resto del año), o que vaya a desfasar en fiestas (que este año se ha dado el caso, pero no tiene por qué). Para mi es un día para reivindicar esta sexualidad y subcultura, para molestar a todas esas personas que nos niegan, nos avergüenzan amparados en su "normalidad" y/o nos califican de enfermos depravados. Es un día para pararnos un momento a reflexionar acerca de lo que somos, de donde venimos, y hacia donde vamos.

Nadie dijo que el BDSM fuese un camino fácil, pero esto es lo que somos, no se elige, sencillamente pasa. Hagamos temblar el mundo. Este es nuestro día.

Feliz 24/7

Este texto lo publiqué originalmente en esta entrada del cómic Thaïs Secret World, pero me hacía ilusión compartirlo aqui también.

jueves, 14 de julio de 2022

BDSM y Alcohol

 Esta vez, más que pensamientos es un suceso junto a una reflexión.

Estaba yo ayer sin planes por delante, tan solo quedarme en casa, dibujar cosas mías y/o ver algún video, serie o peli. Como no iba a salir ni hacer nada aparte de lo mencionado, decidí abrirme una cerveza; yo no suelo beber nunca, pero me gusta disfrutar de vez en cuando de una buena cerveza podríamos llamar “gourmet” (cerveza ‘pija’, como la llama mi novia), de esas de trigo, espesas y con poso, que están riquísimas y suelen tener una graduación un poco más elevada que las Lager o Pilsen a las que estamos acostumbrados.

Como he dicho, no suelo beber alcohol, excepto las mencionadas cervezas en momentos muy puntuales, así que, junto a mi complexión de pequeño tamaño, con una sola botella es suficiente como para pillarme un buen pedo.

Fotografía de Alexa's Photos (2017)

Mi idea, como otras tantas veces, era quedarme toda la tarde en casa sin hacer nada importante mientras me durasen los efectos del alcohol, y habría sido así de no ser por que sin buscarlo, surgió una sesión BDSM. Es bien sabido, porque está escrito en muchos lugares, que el BDSM y el alcohol no se llevan bien, pero como también daba la casualidad que llevaba varios días arrastrando un calentón, pues me dije “estoy algo piripi, pero total, solo ha sido una birra, ¿qué podría pasar?”

Pues lo que pasó es que he tenido la sesión más insatisfactoria y horrible de mi vida. A continuación algunos detalles de como lo he sentido:

  1. El dolor dolía más. Torturas que normalmente aguanto bien, esta vez estaba hipersensible y eran insoportables, que no hubiese sido mucho problema de no ser porque...

  2. El dolor placentero se convirtió en dolor desagradable. Las mencionadas torturas que normalmente me gusta sufrir, esta vez no fueron así: eran muy desagradables, algo asi como cuando te pillas el dedo con una puerta, que es dolor, pero no del que da gustirrinin.

  3. Cualquier postura o atamiento me molestaba. Además tenía cierto mareo, y solo pensaba en echarme a descansar.

  4. Tenía frío todo el rato. En sesiones me gusta pasar frío (aunque luego ni se nota con la emoción del momento), pero esta vez no se quitaba. Y eso que en esta época no hace nada de frío.

  5. Con tantos problemas y tantas interrupciones, no he logrado meterme en situación.

  6. Los orgasmos fueron insulsos, como si no terminasen de satisfacerme del todo, dejando una una sensación de vacío.

  7. Después de la sesión se me ha quedado muy mal cuerpo, como si la resaca se hubiese multiplicado.

Aparte de insatisfactoria para mi, evidentemente también lo ha sido para mi pareja, con tanto puntillismo y tantas interrupciones y quejas. Al contarle que me metí en la sesión con un buen pedo sin decirle nada, me he ganado una bien merecida reprimenda.

Así que, la reflexión es la siguiente: Siempre que he leído sobre el tema BDSM y alcohol, lo que te cuentan es que son incompatibles por los efectos sobre los sentidos, es decir, que siendo dom, no controlaras bien, exceso de confianza, etc.., y siendo sumí, que podrían aprovecharse de ti (en el caso de sesionar con personas que no son tu pareja). Nunca leí nada sobre lo mal que sienta físicamente sesionar con alcohol en el cuerpo.

Desconozco si es algo puntual en mi por mi baja tolerancia al alcohol, y que a otras personas se le manifieste de otras maneras, quien sabe, solo me limito a contar mi experiencia por si a alguien le ayuda.

Ya sabes: si bebes no sesiones.

Act 2, por Arthur Halucha (2018)

 



miércoles, 6 de julio de 2022

Sobre cuerdas

Importante: esto no es un tutorial sobre como preparar cuerdas, son tan solo una serie de apuntes en base a mi experiencia. Si quieres ponerlos en práctica, hazlo bajo tu responsabilidad.

Hoy toca hablar sobre el apasionante mundo de las cuerdas. Soy consciente que no llevo atando tanto como otras personas (que llevan casi toda la vida), pero creo que sí el suficiente como para tener una opinión formada sobre el tema, y tras haber estudiado moda (con buena parte del temario dedicado al comportamiento interno de tejidos y fibras) poder arrojar algo de conocimiento técnico sobre unas tradiciones asentadas. 

Y es que alrededor de la las cuerdas hay mucha tradición, y encima como viene de Japón, es tradición al cubo (harta un poco esa idea generalizada de que lo japonés es más mejor, más tradicional, más de todo… más, más, más). Como todas las tradiciones, no está mal analizarlas, saber el por qué de las cosas, y tal vez darnos cuenta de que a lo mejor hay alternativas (para que os hagáis una idea, en un pueblo de Zamora era TRADICIÓN tirar una cabra viva desde el campanario. Ya sabéis por donde voy).

El atador japonés Hajime Kinodo y su modelo Aimi, en una performance en el ´Museum of Sex', NY 2018.

Así que con este texto vamos a repasar el intocable y TRADICIONAL mundo de las cuerdas con la intención de hacerlo práctico, hacerlo nuestro.

Fibras naturales Vs. fibras sintéticas

En el Shibari es tradicional el uso de cuerdas fabricadas con fibras vegetales como el yute y sobre todo el cáñamo. Cierto es que son cuerdas muy buenas, ligeras y manejables, con buen factor de fricción para que los nudos no se escurran, y por otro lado también son caras y necesitan cierto mantenimiento y preparación para que no sean lijas (Que tras prepararlas siguen siendo lijas, pero menos).

Soga natural - bondage 6, por Michael Raab 2019 pixabay
 

¿Se puede usar otro tipo de cuerda para hacer Shibari?

Por supuesto, puedes hacer Shibari con casi cualquier tipo de cuerda siempre que sepamos qué tenemos entre manos. Por ejemplo muchas personas atan con soga de algodón, un poco más baratas que las anteriores, son suaves y sin mantenimiento, pero encojen con la humedad; en una sesión de cuerdas se va a sudar bastante, y si la soga encoje al humedecerse no es que te vaya a hacer un abrazo mortal en plan constrictor que te rompa todos los huesos… es que los nudos se van a apretar al retraerse el material, y luego no hay quien los deshaga.

Por eso, una alternativa a una cuerda suave, sin mantenimiento y barata son las fibras sintéticas como el poliéster. Ya no estamos en los 70, y las fibras sintéticas han evolucionado tanto que se quedó atrás ese aspecto plasticoso-artificial que solían tener, y a día de hoy es frecuente que la única manera de saber si una fibra es natural o sintética es quemarla (sí, quemar es un test que se usa en la industria textil. Pero ojo, quemar pequeñas muestras, no echar a arder metros y metros…). Las cuerdas hechas de poliéster son resistentes, duraderas, suaves como las de algodón, pero sin la engorrosa manía de absorber humedad. ¡Y se pueden mojar sin que se vea afectada!

Park Bondage, por Hendrik Wieduwilt, 2017
También existen cuerdas muy similares al yute y cáñamo, que son las sogas de sisal, y las de ramio, que se caracterizan por ser extremadamente duras e incómodas, pero válidas al fin y al cabo.

A veces se escucha hablar de las cuerdas de seda. La seda tiene una reputación de ser delicada, pero nada de eso; aunque suave, es extremadamente resistente y no cede, por lo que las ataduras pueden ser demasiado duras. Además como es tan sedosa (es seda al fin y al cabo) se desliza muy fácilmente y hacer nudos es un horror. Sin contar que es extremadamente cara (Importante: esas cuerdas que venden “de seda” en sex shops, son de poliéster).

Algunas Sex-Shop ofrecen "sogas de seda" a un precio muy bajo, que en realidad es poliéster con un acabado brillante. No está mal para atar, sabiendo que los nudos podrían escurrirse. Creo que quedan mejor para sujetar cortinas o como cíngulo nazareno.

Conclusión: Aunque las cuerdas que suelen usarse son las mencionadas yute y cáñamo, lo mejor es probar varios tipos y quedarte con el que mejor te funcione.

Cuerda retorcida Vs. cuerda trenzada

No se habla mucho de este apartado en los círculos cuerdas, o al menos nunca he participado en una conversación donde haya salido. Está en función a la fabricación de la propia cuerda, y aunque hay muchos métodos, dejo fuera algunos como el ‘paracord’ o las de alpinismo porque se van de precio, centrándome en las retorcidas y las trenzadas:

    Ejemplo de soga retorcida, reddit.
  • Cuerda retorcida: Son un mínimo de tres hebras retorcidas independientemente, que a su vez van retorcidas entre ellas, dando un bonito patrón de líneas oblicuas paralelas. Es el tipo de cuerda tradicional porque es como se han hecho desde la antigüedad. Y también, por su rugosidad, tiene buena fricción y retiene los nudos.

  • Cuerda trenzada. Se compone de pequeñas hebras trenzadas entre sí en direcciones contrarias, dando un patrón de diamantes. El trenzado da mayor capacidad de carga que la retorcida (es decir, que aguanta más peso antes de romperse), pero en realidad no importa, porque cualquier de yute, cáñamo, o poliéster de 6mm debería aguantar más de 100 kg, y teniendo en cuenta que en Shibari trabajamos con dos cabos, debería ser suficiente*. Una cuerda trenzada se desliza mejor al tener un patrón que aporta menos fricción, pero hay que apretar más los nudos para que no se suelten. También tiene un factor de estiramiento algo mayor que la construcción retorcida, pero a efectos ya os digo que ni se nota.

    Ejemplo de soga trenzada. Bondage de tetas en Folsom. Diana Blackwell, 2009

Conclusión: la cuerda trenzada no aporta cambios sustanciales frente a la tradicional cuerda retorcida (salvo casos puntuales), así que, ¿por qué no utilizarla? Y las marcas que deja son igualmente bonitas.

 * Siempre que vayas a hacer suspensiones ASEGÚRATE de mirar las especificaciones, y ante la duda, pon más cabos o no la hagas.

Grosor, Longitud, cantidad, etc.

En cuanto al grosor, lo tradicional es “más de 5 mm y menos de 8 mm”. Y coincido con eso. Cuerdas inferiores a 5 mm pueden dañar la piel al apretar por ofrecer poca superficie y pueden romperse al tener menos capacidad de carga. Si son más gruesas de 8 mm son un horror de manejar. Personalmente recomiendo las de 6 mm, porque son lo suficientemente gruesas y muy manejables para la mayoría de situaciones.

Con el tema de las longitudes hay bastante debate: ¿Cual es la longitud idónea para el Shibari? Tradicionalmente se usan tramos de unos 7,5 u 8 metros. Hay cálculos por ahí que te dan la longitud “correcta” en función de lo que le mide el brazo a la persona atadora, incluso he leído que es la longitud tomada del lado de un tatami (que son unos 8 metros). Pero la longitud es algo que debería estar en función de las preferencias personales en cuanto a comodidad y manejo, teniendo en cuenta que si mide mucho te vas a tirar un rato pasando cuerda (y es bastante tedioso) pero si mide poco, tendrás que hacer muchos empalmes, y puede quedar feo.

Personalmente yo utilizo tramos largos de 7,5m y/o 8,75m para uso general y tramos cortos de 3,75m y/o 4,37m para usos concretos … ¿por qué esos largos tan específicos? Por pura comodidad. Normalmente cuando compras cuerda por rollos te vienen en cantidades de 30m o 35 metros. La divido en cuatro trozos iguales de 7,5m o 8,75m, y uno de esos trozos lo divido a su vez en dos de 3,75m o 4,37, obteniendo tres tramos largos y dos cortos, con una buena longitud y sin desperdiciar nada ;)

Conclusión: Usa las longitudes y grosores con las que trabajes mejor. Muchas veces el grosor y longitud puede depender de la persona que atemos, ya que si es menuda y ligera, podemos emplear grosores finos (además quedan mejor) pero si es una persona alta o gruesa (y pesada) quizá necesitemos grosores mayores y tramos más largos.

Preparación de las sogas (naturales)

Pregunta polémica: ¿Cual es la manera de preparar una cuerda de fibra natural de yute o cáñamo? En Internet hay tutoriales a espuertas de como preparar “correctamente” las cuerdas para Shibari, que muchas veces difieren entre ellos, por lo que queda evidente que no hay “formas correctas”. En general los pasos son los siguientes:

Hervido de las cuerdas

Hirviendo cuerdas en la olla de mi casa
Uno de los primeros pasos consiste en hervir la cuerda durante 20 a 40 minutos en una olla de agua. Por lo visto este paso ablanda las fibras, pero para mi es un sinsentido, pues la única explicación que le encuentro es para esterilizarlas… en un proceso que podemos dañarla prematuramente al quemarse con el fondo de la olla. Una fibra hervida no se ve alterada, de hecho se puede lavar la ropa en agua hirviendo para eliminar manchas difíciles, pero la ropa sigue comportándose igual.

Para mi es mejor pasar al siguiente paso...

El lavado

En el proceso de fabricación y transporte las cuerdas pueden llegar absorber tal cantidad de suciedad que conveniente eliminar antes de usarla para aplicaciones íntimas, y para eso un buen lavado es más que suficiente. Este paso suelen saltárselo quienes hierven la soga, ya que en el proceso suelta bastante porquería. Hay quien invierte el orden, lavar y hervir.

El lavado puede hacerse a mano, pero también a máquina, aunque en este caso sería bueno meterla en un saco de prendas delicadas, más que nada porque como se te cuele entre las rendijas se va a reliar por el interior del bombo y no solo se estropeará la cuerda, sino también la lavadora, y luego explícale al técnico por qué andabas lavándolas.

En cuanto al jabón, la tradición nos dice que solo hay que usar jabones naturales… Si lo haces por ética, estupendo, pero también puedes emplear un jabón neutro que no dañe las fibras. Si la cuerda viene muy grasosa, puedes incluso echar jabón para vajilla de PH neutro.

El secado es otro punto en el que hay debate: ¿dejarla secar tensa o por el contrario dejarla secar floja (colgada sin más)? Y mi respuesta es “da lo mismo”, porque si la tensas, al secarse pierde la tensión y se va a quedar floja. Además no estamos hablando de hormigón pretensado, la fibra internamente no va a alterarse por secarla de una manera o de otra.

Quebrado de la fibra

Cosiste en hacer friccionar al cuerda sobre sí misma, normalmente pasándola a través de una anilla o mosquetón con varias vueltas, todo esto para restarle rigidez. Es un paso que, en mi opinión es mejor saltarse.

Una cuerda está compuesta por hebras, que a su vez las componen fibras entrelazadas y compactadas entre si durante el proceso de hilatura, que dependiendo del material serán más largas o más cortas (por ejemplo, el yute y el cáñamo tienen fibras de 1 a 4 m).

No hace falta decir que el quebrado daña la cuerda prematuramente, restándole durabilidad. Además la fibra ya quebrará sola por el uso, volviéndose manejable, no tiene sentido machacarla antes de tiempo.

Quemado

Tras lavar las cuerdas, suelen quedarse muchos pelillos sueltos que la afean, y para eliminarlos un buen sistema es quemarlos. Tradicionalmente se usa una vela pero está aceptado que se haga mediante una llama azul, como un soplete o el fogón de la cocina, ya que la vela deja la cuerda oscura por el hollín, aunque con maña se puede quedar una bonita cuerda morenita.

Evidentemente, si no vamos con cuidado podríamos dañar la cuerda, así que habrá que pasarla de forma uniforme, sin pausas para que el fuego no penetre y queme sólo lo superficial. A veces habrá que darle dos pasadas para que quede bien.

Con el uso de la cuerda, vuelven a salir más de estas fibras sueltas, así que el quemado es algo que hay que repetir varias veces durante su vida útil.

Hidratación y engrasado

Finalmente, a la cuerda se le suele dar una capa de aceite para que no esté tan seca, se deslice bien y tenga un tacto agradable. Hay muchas fórmulas, como mezclar aceite y cera de abeja, o el empleo de aceites vegetales diversos, como oliva o coco.

Yo recomiendo usar un aceite mineral, como aceite de bebé, porque los aceites vegetales al tiempo le darán a la cuerda un olor a rancio, algo parecido a abrir esa bolsa de frutos secos que se quedó al fondo de la despensa, un par de años pasada de fecha. Además el aceite de bebé le deja un olor bastante agradable.

Cuidados posteriores

Una vez tratada, la cuerda quedará genial… durante un tiempo. Con el uso perderá el aceite, le volverán a salir pelos y se ensuciará, por lo que habrá que repetir los procesos de lavado, quemado y engrasado. Una cuerda, aunque puede durar mucho, no es eterna, y llegará el momento que habrá que cambiarla. Estas cuerdas viejas es mejor usarlas para el suelo, utilizando cuerdas nuevas y fiables para las suspensiones.

Shibari Rope bondage, por Nawashi Shadow, 2008

¿Y qué pasa con los otros tipos de cuerdas?¿También se tratan?

Las sogas hechas con otros materiales son más sencillas de usar porque, porque por ejemplo, el algodón o las sintéticas vienen listas para usar, aunque yo las lavaría antes. Excepto las cuerdas de ramio o sisal, que al compartir características con las de yute y cáñamo, se tratarán igual que estas.

¿Se pueden usar cuerdas naturales sin tratar para hacer shibari?

Rotundamente SÍ. Todo está en función de nuestras necesidades y de las sensaciones que busquemos. Las cuerdas se tratan para que sean más suaves y cómodas de usar, pero sabiendo lo que hace cada proceso, podemos modificarlo a placer. Como ejemplo diré que a mi me encanta que me aten con rasposas e incómodas cuerdas de sisal sin tratar.

Conclusión final

El Shibari es muy antiguo, me aventuraría a decir que es una de las prácticas de intercambio de poder documentadas más antiguas que hay, y eso lleva asociada una gran tradición. Pero los tiempos cambian, hay innovaciones tecnológicas y conocimientos técnicos que antes no había, y pienso que es bueno actualizarse, o al menos preguntarse el por qué se hacen las cosas, por qué se sigue la tradición. Si nos hacemos preguntas probablemente nos llevemos algunas sorpresas.

Takate Kote, por Luis Futomomo, 2020


domingo, 10 de abril de 2022

Títulos y roles

Cuando hablo por primera vez con alguien perteneciente al mundo BDSM, algo que parece que está aceptado, extendido, normalizado y es usual, y que yo NO hago nunca, es preguntar por el rol. Y es que:

  1. Ante todo, veo personas con las que charlar antes que doms o sumis (o switches)

  2. A priori, no voy a sesionar contigo, así que me da igual lo que seas.

Si sale de forma natural en la conversación de qué rol es cada cual, pues bien, es algo que acaba saliendo tarde o temprano, pero no entiendo por qué esa necesidad de saberlo o transmitirlo de entrada durante la presentación.

Y también, no hasta el punto de molestarme, pero sí que me incomoda (mucho), es que me pregunten de primeras por mi rol.

Si es por temas de protocolos, para dirigirse correctamente hacia doms y sumis, etc... Mira, estamos en el siglo XXI y no en la corte del Luis XIV, y a no ser se trate específicamente de una fiesta de protocolo (en donde estas cosas sí tienen sentido), en reuniones, fiestas, conversaciones, etc, de carácter general, se viene a charlar y a conocerse las personas, y luego, si procede y se da el caso, pues se entra en el juego de los títulos, tratamientos y demás.

Aunque bueno, esto es solo mi opinión.

Foto: Brian McCauley, 2009
 

Esto lo escribí originalmente en Twitter el 29 de marzo de 2022, aunque sin la limitación de caracteres, lo he extendido un poco.

lunes, 31 de mayo de 2021

El BDSM como fenómeno social

 Nota: Esta entrada es un extracto de mi TFE que presenté en Septiembre de 2020 para los Estudios Superiores de Diseño de Moda, titulado 'K'.

Folsom Street Fair · 2012 · San Francisco · Fotografía de Torbak Hopper

Aunque el BDSM es, en principio, una práctica o conjunto de prácticas sexuales, la realidad es que estamos ante un auténtico movimiento sociocultural. Como subcultura posee una identidad bien definida, asi como literatura, arte y cine propios, además de una serie de símbolos distintivos establecidos. 

También se celebran eventos relacionados, sobre todo en países como Alemania o Estados Unidos, y días remarcados, como el 24 de Julio en España, o la Folsom Street Fair de San Francisco, en Septiembre. Si bien, a diferencia de otras subculturas que son reconocibles a simple vista, los integrantes del BDSM pasan desapercibidos en el entorno público debido a los prejuicios existentes, recurriendo a símbolos sutiles para reconocerse y ser reconocidos.

Es por eso que aunque ámpliamente extendido, está muy invisibilizado, siendo difícil conocer su extensión. Según un estudio de 1999 del Institut für rationale Psychologie existe entre un 8% y un 25% de población euro-americana con un interés claro en el BDSM, y con un 40% al 70% que desearía experimentarlo de forma ocasional con sus parejas. Otro estudio de 2002 de Frankfurter Rundschau en más de 40 países estima que sobre el 20% de la población lo ha practicado alguna vez. En España, un estudio llamado BDSM: Teoría y Práctica de 1996, sitúa en un 23% de hombres y un 19% de mujeres que han practicado alguna vez el BDSM, mientras que el 33% y el 45% respectivamente tienen fantasías relacionadas. Es evidente que aunque solo es una fracción del total de la población, estaríamos ante casi un cuarto de esta con una relación activa con el BDSM, sin contar con quienes fantasean o lo practican ocasionalmente. Y tratándose de estudios antiguos, anteriores a la publicación de ciertas obras mediáticas que lo han popularizado, podemos decir que a día de hoy, hay mucha más gente que lo practica de la que podemos pensar.

Este practicante de BDSM pertenece a cualquier edad, estrato social y cultura, pero el modo de manifestarse depende de las franjas de edad: las nuevas generaciones (aproximadamente hasta los 30) tienen una actitud abierta, sin preocuparles el “qué dirán”. A partir de esa franja de edad, aunque se mantiene la actividad dentro del colectivo, hay un enmudecimiento en cuanto a la expresión pública, pues crecieron en un entorno donde las sexualidades alternativas eran tabú.

Concurso de ataduras durante la BondCon 2013 · Munich · Fotografía de JIP


El BDSM está asociado a países y culturas desarrollados, aunque existe a escala global, no se expresa de igual modo: mientras que en países con una fuerte represión sexual, como pueden ser países árabes como Emiratos Árabes Unidos o incluso Marruecos, se vive de forma clandestina, en países de Europa destacando Alemania e Inglaterra, su aceptación es mayor. Estados Unidos, a pesar de tener una cultura muy conservadora, ciudades como San Francisco resultan ser un faro en cuanto a liberalización sexual. En estos lugares mencionados se celebran anualmente fiestas y ferias referentes al tema.

En España hay bastante aperturismo, aunque no llega a niveles como otros países europeos, y hay cierta reticencia a la hora de mostrarlo públicamente. El foco se centra sobre todo en la ciudad de Barcelona, donde históricamente fue el primer lugar donde se abrieron mazmorras y locales BDSM sobre los años 80.

viernes, 26 de febrero de 2021

Historia del BDSM 5: En la actualidad

Nota: Esta entrada es un extracto de mi TFE que presenté en Septiembre de 2020 para los Estudios Superiores de Diseño de Moda, titulado 'K'.

Aunque en los inicios del siglo XXI no hubieron grandes cambios, en 2011 apareció una saga de novelas y llevadas al cine en 2015, que a pesar de haber sido muy criticada, ha supuesto un punto de inflexión en cuanto a la popularización del BDSM. Hablamos de ‘50 Sombras de Grey’ de E.L. James.

En ellas se narran las aventuras de una Anastasia, una chica que, por amor, acaba entrando en una relación D/s con el Sr. Grey, un magnate de los negocios. A pesar de esto, las novelas no ofrecen un buen ejemplo de BDSM ya que entran en juego temas como el chantaje emocional, celos y relaciones no consensuadas, pero es indudable el efecto positivo en la percepción de esta sexualidad y estilo de vida de cara a la sociedad, favoreciendo su normalización, y reflejándose esta popularidad en la aparición de muchas más novelas y sagas de temática similar.

A día de hoy, aunque este tipo de novelas han perdido el tirón inicial, los efectos de lo que consiguieron todavía se notan, estando el panorama mucho más tolerante que hace 10 o 15 años.

Cartel de la película “Cincuenta Sombras de Grey” de 2015, con Dakota Johnson y Jaime Dornan.

domingo, 21 de febrero de 2021

Historia del BDSM 4: Mientras tanto en japón...

Nota: Esta entrada es un extracto de mi TFE que presenté en Septiembre de 2020 para los Estudios Superiores de Diseño de Moda, titulado 'K'.

Durante el periodo Edo de Japón (1603-1868) se desarrolló un arte marcial centrado en la inmovilización y control de prisioneros mediante encordamiento: el Hobaku Jutsu u Hojojutsu. Se trataba de una refinada técnica con diferentes escuelas y técnicas, cuyos maestros las mantenían en secreto. Sus finalidades, aparte de mantener al reo bajo control, era humillarlo, y torturarlo. Además, a través del tipo de soga y de atadura, se describía el tipo de crimen y la clase social de la persona atada. A estas técnicas se las conocieron como Shibari. Independientemente de la escuela, existían varias reglas aceptadas: 
  • No infligir daños físicos permanentes.
  • Impedir al prisionero la posibilidad de auto liberarse.
  • Nadie podía presenciar la técnica.
Con el tiempo y de forma natural, esta técnica de encordamiento pasaría al ámbito privado, dando paso al refinado rito erótico del Kinbaku, o arte de atar.

En 1868 se inicia la restauración Meiji, caracterizada por una apertura del país a las potencias occidentales. Recordemos que casi todo el periodo Edo se aplicó el Sakoku, una política exterior restrictiva, fuera o no japonés, nadie podía entrar o salir del país sin aprobación del gobierno. Esta apertura significó un periodo de esplendor donde convivieron tradición y progreso. En este marco nace Seiu Ito (1882-1961), un ilustrador y fotógrafo, que tras haber estudiado el Hojojutsu en profundidad, reescribió las reglas del Kinbaku, disociando finalmente del arte marcial para hacerlo independiente y recreativo, tal como lo conocemos hoy en día, es decir como un ritual planificado, creando un vínculo entre el atador (kinbakushi) y el atado (dorei) con un público, con el fin de preservar al aspecto marcial ante la improvisación que surge en la transformación hacia lo sensual.

Durante la primera mitad del siglo XX el Kinbaku se popularizó enormemente en Japón. Tras las 2ª Guerra Mundial se establecieron bases militares permanentes estadounidenses. Estos militares, en contacto directo con la cultura japonesa, conocieron también el arte del encordamiento, que llegó, a través de ellos, a occidente sobre los años 60, aunque no se popularizaría hasta bien entrados los 90.

El atador japonés Hajime Kinoko y su bottom Aimi en una exhibición en el Museum of Sex, Nueva York, durante la inaguración de la exposición de Araki “Sex, Life and Death in the work of Nobuyoshi Araki”, en 2018.